martes, 23 de agosto de 2022

Batalla de Clásicas 2022

  He tardado bastante tiempo en escribir sobre nuestra participación en la Batalla de Clásicas 2022 porque no fue un acontecimiento tal como me esperaba todos los años, ya de por si antes de la Batalla las sensaciones no eran buenas, y cuando acabó las sensaciones fueron peores, pero volveremos el año próximo, si hay algo que caracteriza al Team Cano es que a cabezones no nos gana nadie.

 Este año no teníamos a Tomas con nosotros, una grandísima pérdida que nos tuvo a todos un poco fuera de juego, pero nuestro nuevo fichaje estrella Juan Martinez supo mantenernos a todos emocionalmente a flote, recordando a Tomas y haciéndonos ver que las carreras deben continuar.


...Juan Martinez supo mantenernos a todos emocionalmente a flote...

 







 El comienzo del día como todos los años empieza en mi casa cargando la moto y todos los enseres, utillajes y herramientas, y a las 6:30 am aproximadamente coger la carretera para ir a Guadix.

 A poco de empezar el viaje el coche me da síntomas  de que la batería está flaqueando y me hace pensar en mi interior de que es una señal... llevo unas semanas pensando que este año la carrera no iba a acabar bien, no por rotura o abandono, tenía metido en la cabeza de que habría caída. Era un pensamiento que hasta que escribo estas líneas no había compartido con nadie.

 Por unos minutos parado en un área de servicio pensé en llamar al Team y decirles que este año no habría carrera aprovechando el problema con la batería del coche, y les llamé pero el entusiasmo que les noté en las voces y que habían venido amigos de Tomas desde lejos para homenajearle me hicieron seguir adelante.

 Encontré finalmente otra batería en otra área de servicio y aunque era más pequeña que la que utiliza mi coche la cambié y enfilé de nuevo hacia Guadix.

 Llegué por fin al circuito donde esperaban el resto del equipo y empezamos a colocar la parafernalia del Team y la moto en box. Este año volvimos a meterla en taller y se le hizo otra concienzuda revisión a fondo donde se le había saneado toda la instalación eléctrica, reparado un carburador que se había rajado y comprobado que un cilindro estaba más allá que aquí, también le había fabricado un nuevo silencioso partiendo de otros dos viejos que tenía en casa.

 En líneas generales la moto andaba mejor que el año pasado, bastante mejor, no se ahogaba al salir de ángulos cerrados o bajas revoluciones, pero seguía rateando y eso te quitaba bastantes prestaciones, resignados nos dedicamos a dar vueltas al circuito en los diferentes entrenamientos para coger sensaciones de la pista y del circuito.


... Pero aún así era más rápida que el año pasado...








  El que más me preocupaba era Juan, nuevo en este circuito y nuevo para la moto que apenas había cogido un par de veces, pero las dudas se disiparon rápido porque Juan le cogió muy rápido el gusto a la GPX y esta es una moto muy agradecida de conducir y de reacciones nobles.

 Tuvimos sin embargo algunos problemas de corriente y bujías, varias veces al arrancar la moto se quedaba en tres cilindros y costaba bastante ponerla en marcha, en pista tan pronto daba una vuelta sin fallo alguno, notándose entonces su potencial como que en la siguiente vuelta empezaba a ratear de nuevo, también empecé a notar que abriendo gas a fondo empezaban a patinar los discos de embrague y que la horquilla también presentaba síntomas de fatiga. Pero aún así era más rápida que el año pasado.

 Cuando terminamos los entrenamientos llegamos a la conclusión de intentar no pasar de 9000 rpm y nunca abrir gas a más de 3/4 con el fin de preservar mecánica, sinceramente este año no me las tenía todas conmigo de que esta moto acabara la carrera mecánicamente hablando. Y seguía con mi presentimiento interior de que algo acabaría mal este año.

 El ambiente en Boxes este año se respiraba bastante más serio y competitivo que años atrás, la Batalla va cogiendo renombre y aunque son pocos los que vienen los que lo hacen son bastante competitivos, ya no hay lugar para aficionados sin experiencia en competición como nosotros, aunque intentaremos seguir participando hasta que las tablas de tiempos nos lo nieguen.

 La Batalla empezó como una carrera amateur para pilotos sin currículum deportivo, nada de ex profesionales y motos sencillas de los 90 aunque la preparación fuera libre. Y con los años la lógica evolución de las especies ha convertido el evento en una reunión de antiguos pilotos, profesionales de la moto y motos armadas hasta los dientes. Ya no quedan equipos amateurs, con viejas motos de la época con preparaciones sacadas del desguace... bueno si, queda un equipo, el Team Cano.

 Y por ello lo que fue en sus inicios una carrera entre amigos donde aunque seguía imperando el tonto el último y se respetaban unos límites entre pilotos y  saber que el Lunes hay que volver a trabajar, con la llegada de nuevos equipos estos valores se han ido perdiendo y ya es normal ver toques entre pilotos, hachazos a muerte y donde veo el hueco meto la moto y el otro que busque espárragos a donde le toque ir.


... Y salí lanzado... ¡¡ Y lanzada!!...

  







 En el tiempo de espera a la salida a pista Juan nos reunió a todos en box frente a la GPX que en su colín llevaba el reloj-moto con los colores del Team que Tomas me regaló años atrás. Fueron unas memorables e intensas palabras recordando tiempos que no volverán y que culminaron con el casco y el mono de Tomas que su familia nos envió expresamente a la Batalla y que depositamos encima de la moto.

 Nos enjugamos las lágrimas y nos pusimos en modo Batalla. Ya lo teníamos todo dispuesto para salir, y finalmente decidimos apurar las neumáticos y no montar los nuevos, llenamos el tanque de gasolina y decidimos los turnos.

 Me tocó salir a mi el primero, otra vez los nervios de la salida, el cruzar la pista corriendo sintiendo que tus pies no tocan el suelo, con la mirada fija en la moto que está enfrente y pensando por donde abordarla, ¿por la izquierda, por la derecha? ¿Arrancará sin problemas?....

 Bajó la bandera y salí notando que de pensamiento era más rápido que de pies, subí a la GPX, arrancó a la primera y salí lanzado...y lanzada!! La GPX aullaba como loca y no rateaba, adelanté creo a dos pilotos y por no querer meterme en fregado me abrí a la derecha hacia el borde de la pista porque veía que podía merendarme a otros dos, pero era consciente de mi ritmo y que en breves curvas me adelantarían y preferí dejarlo como estaba, con esos dos o tres pilotos adelantados detrás mía.

 Las dos primeras vueltas fueron para mi todo un orgasmo de placer en la GPX, aunque me adelantaron y marchaba penúltimo lo cierto es que la moto funcionaba fina fina como nunca lo había hecho jamás, subía de vueltas limpia y sin toses, reducías y volvía a abrir gas y respondía con rotundidad y alegría. pero a la tercera vuelta las cosas volvieron a como son siempre y volvieron a parecer los males endémicos de esta moto con continuos rateos y perdida notable de potencia y esto hizo que quien me seguía, una Honda XR, me empezara a soplar en el cogote.

 Mi objetivo ahora era simplemente mantener la XR a raya, sabía que a pesar de lo poco que corría la GPX podría mantener las distancias con la XR. Pero el sujeto que la pilotaba estaba en modo banzai y se dedicó a tirarse de lejos en la frenada de final de meta. Una y otra vez cuando terminaba la frenada y empezaba a tomar la primera curva   veía venir por mi derecha una XR clavada de delante que se marcaba un recto, obligándome a cambiar trayectoria bajo pena de ser embestido por semejante sujeto sin luces.

 También en la misma frenada me pasó lo mismo con la preciosa GSXR 750 Pepsi, que pasó como una bala por en medio de la XR y yo en pleno duelo de  frenada, digamos que la Pepsi no frenó, sino que siguió recta y si no es por la amplia escapatoria a día de hoy todavía está dando volteretas por el aire.

 Finalmente ante la insistencia desesperada por adelantarme de la XR decidí dejarme pasar y marcarlo de cerca todo mi turno dejándome llevar y si acaso al final del mismo adelantarlo antes de entrar a box para dejar constancia y presencia.

 La cabeza de carrera ya me había doblado, este año más temprano que nunca, eran muy, muy rápidos, demasiados para este tipo de carrera pienso, me pasaron tres de golpe al acabar la paella de derechas al fondo del circuito, justo en el bache, como un tren, uno tras otro, el primero bien, el segundo tal vez un poco cerca, el tercero me lo vi venir y corte gás porque no pasaba sin que le pudiera leer la etiqueta del casco, y me volvieron de nuevo los lúgubres presentimientos que tenía.

 Ahí fue donde decidí dejarme pasar por la XR y ya solo pensaba en acabar lo más pronto posible mi turno y la carrera, realmente estaba intranquilo no por mí, sino por todo lo que había visto en entrenamientos y en lo que llevábamos en carrera.

 Y llegó lo que temía, no se bien el tiempo disputado, estaría a mitad de tanda, con la XR a una distancia controlable delante mía, llegué a la chicane antes de la paella a derechas que da a la contrarecta del circuito, por mi sitio, por mi trazada, y cuando empezaba a tumbar a derechas para afrontar la paella apareció un destello azul por mi izquierda totalmente fuera de trazada atravesando mi trayectoria que segó de golpe mi rueda delantera cual guadaña siega el trigo....

 ¿Habéis escuchado eso de que en ciertos momentos ves la vida pasar? Pues yo lo vi pasar todo lo que aconteció en el accidente a cámara lenta. Vi mi rueda delantera impactada por algo que cruzaba delante mía cortando mi trayectoria, me vi como volaba fuera de la moto y en el aire me escuchaba insultar al otro piloto en lenguas obscenas, vi como la moto enfilaba recta y sola contra la barrera de neumáticos, me vi acercarme al suelo y pensar "como decía Sete" y meterme las manos bajo el pecho y hacerme una bola, sentir mi impacto contra el suelo y querer pararme pero que la inercia me lo impedía.


.... la vi tumbada en el suelo sobre su costado izquierdo empotrada en la protección de neumáticos...


 












 Finalmente todo paró, estaba boca abajo y quería saber donde estaba, me di la vuelta con cuidado y me extendía boca arriba, respiré hondo y me noté bien, giré la cabeza buscando la moto y la vi tumbada sobre su lado izquierdo empotrada en la protección de neumáticos. Ahí lloré....

 Quería llegar junto a la moto y me autodiagnostiqué, empecé  a mover primero los dedos de manos y pies, todo bien, luego probé mover muñecas y tobillos, seguíamos bien, luego codos y rodillas y ahí note que algo en el brazo izquierdo no estaba bien pero que podía moverlo, así que me di la vuelta despacio y me puse a cuatro patas, de esta postura muy poco a poco abandoné la zona de mi aterrizaje y busqué cobijo junto a las protecciones y la GPX. La pobre estaba tirando líquidos y le corté el encendido y el grifo de gasolina, quise levantarme y levantarla a ella del suelo, pero no tenía fuerzas ni para lo uno ni para lo otro.

 Pronto llegaron las asistencias, siempre agradecido les estaré y por mi propio pie pude subir al coche de asistencia y llegar a la ambulancia donde solo se me apreciaba un fuerte golpe con hinchazón en el brazo izquierdo que me dolería bastante tiempo.

 Aquí se acabó la participación del Team Cano en la Batalla 2022, y no me dolió por mi, me dolió por todo el Team y por los amigos que vinieron a vernos, lo que queríamos que fuera un día de fiesta y recuerdos se tiró por tierra, nunca mejor dicho, por un aspirante a piloto de MotoGP que apenas iniciada una carrera de tres horas pilotaba como si estuviera luchando por algo en la última vuelta de carrera.

 Me faltan líneas aquí para dar las gracias por parte del Team y mías propias por todos los amigos y rivales que vinieron a interesarse por mi estado físico, menos al equipo y piloto infractor que no lo hicieron...




... cual guadaña siega el trigo...


 La GPX está bastante tocada, por lo pronto barras de horquilla, tija, carenados, depósito, cuadro de relojes y estribera izquierda, aún no se si repararla o no, piezas hay, pero ganas sinceramente pocas. Y si me meto lo mejor es cambiar motor de una vez, ya no aguanto más un año de fallos que no tienen solución.

 Pero al final seguro que volveremos, la Batalla es una adicción y nosotros fuimos quienes acuñamos el término Somos Batalla, aunque no se si con esta misma moto o con otra.

 Nos veremos en 2023, espero..